#NiUnaMenos : Seis años después de la marcha más grande por el 25 de noviembre


El 2017, producto de una acumulación de indignación por casos emblemáticos como el de Arlette Contreras, se movilizaron cerca de 500 mil personas bajo el lema #NiUnaMenos, con la participación incluso de funcionarios y entidades públicas de manera institucional.

Eran los últimos días de estabilidad democrática e institucional en Perú. Veintinueve días después, en noche buena, PPK indultaría a Fujimori, instalando un gabinete conservador que duró apenas algunos meses, hasta que el presidente fue vacado por el Kongreso en abril del 2018.

El 2019 también fue un año convulsionado, pues se conocieron los audios de Hinostroza negociando impunidad por la violación de una niña.

Luego vino el cierre del Congreso y un Referéndum con reformas constitucionales que aún no se implementan.

Hubo pequeñas victorias para las mujeres ese año, ya que el Tribunal Constitucional falló a favor de la ESI y el enfoque de género en el currículo escolar, después que dos años antes el colectivo CMHNTM interpusiera una acción legal en contra. También ese año se aprobó la Política Nacional de Igualdad de Género.

Empero, el 2020 con las medidas sanitarias por la pandemia del coronavirus constatamos que el lugar más peligroso para las mujeres es su propio hogar. A pocas semanas de iniciado el aislamiento, la Línea 100 de emergencia recibió un aumento importante de llamadas por violencia de género, reportándose 528 agresiones contra mujeres y 43 casos de violación sexual, de los cuales 27 fueron perpetrados a menores de edad[1]. Entre marzo y junio de ese año perdimos a 35 mujeres, adolescentes y niñas que fueron asesinadas por la violencia de género.[2]

Noviembre 2020 se tiño de sangre, no el 25, sino el 14 día en que fueron asesinados dos jóvenes durante el breve periodo presidencial del ex congresista Manuel Merino.

En el periodo de transición se lograron algunos avances como los Lineamientos de Transversalización del Enfoque de Género y la Política Multisectorial Para Niñas, Niños yAdolescentes que incluye la demanda de la ESI, al igual que el Proyecto Educativo Nacional al 2036 publicado en julio del 2020. También el MINSA aprueba a finales del 2020 los protocolos para el aborto terapéutico.

Pero todo se puso en riesgo cuando a la segunda vuelta presidencial llegaron dos propuestas antiderechos. De un lado, la alianza fujimorista con la derecha conservadora era clara, y del otro lado, aunque Perú Libre recibiera el endose de la izquierda moderna, las imágenes del profesor chotano diciendo fake news frente a su colegio en una publicación de CMHNTM[3] era un mal augurio.

En lo que va de este gobierno, la política en torno a los derechos de las mujeres ha sido errática, y con una peligrosa tendencia al retroceso. Ni la sucesión de la vicepresidenta Boluarte ha cambiado ello, al contrario, se ha profundizado a la par que el régimen se aleja de la democracia, violando los derechos a la libre protesta, a la vida y la justicia.

Desde lo simbólico, un ministro comparó con animales a mujeres indígenas sin que mereciera una disculpa apropiada ni un pronunciamiento del MIMP. Al mismo tiempo, para llenar sus eventos, la presidenta instrumentaliza constantemente a mujeres empobrecidas, condicionando su acceso a programas sociales en medio de una crisis económica.

En cuanto a lo político, Congreso y Ejecutivo vienen impulsando leyes y propuestas que significan retrocesos en el reconocimiento y ejerecicio de los derechos de las mujeres en su diversidad, que no son observadas por los entes rectores como el MIMP, MINEDU y MINSA para temas como la revisión de materiales educativos en temas ESI o los derechos del concebido.

Incluso, la primera ley positiva aprobada por el Congreso el dos de noviembre prohibiendo el matrimonio infantil, se encuentra en el ejecutivo para su promulgación desde el 13 de este mes, sin que haya sido promulgada hasta la fecha de publicación de este artículo, jueves 23.

Mención aparte merece el congresista Balcázar, presidente de la Comisión de Educación que considera normal las relaciones sexuales entre docentes y estudiantes, en un país con más de seis mil denuncias por violencia sexual de estudiantes a sus profesores.[4]

 

Finalmente, no podemos conmemorar esta fecha sin recordar el origen de la efeméride: Las hermanas Mirabal siendo asesinadas por una dictadura. El actual régimen, al alejarse de la democracia y dar espacio a la impunidad y a los grupos anti derechos normaliza y perpetúa las desigualdades y la violencia de género, con la complacencia de la primera mujer mandataria del Perú.

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