Eran los
últimos días de estabilidad democrática e institucional en Perú. Veintinueve días después, en
noche buena, PPK indultaría a Fujimori, instalando un gabinete conservador que
duró apenas algunos meses, hasta que el presidente fue vacado por el Kongreso en abril del
2018.
El 2019
también fue un año convulsionado, pues se conocieron los audios de Hinostroza
negociando impunidad por la violación de una niña.
Luego vino
el cierre del Congreso y un Referéndum con reformas constitucionales que aún no
se implementan.
Hubo
pequeñas victorias para las mujeres ese año, ya que el Tribunal Constitucional falló
a favor de la ESI y el enfoque de género en el currículo escolar, después que
dos años antes el colectivo CMHNTM interpusiera una acción legal en contra.
También ese año se aprobó la Política Nacional de Igualdad de Género.
Empero, el
2020 con las medidas sanitarias por la pandemia del coronavirus constatamos
que el lugar más peligroso para las mujeres es su propio hogar. A pocas semanas
de iniciado el aislamiento, la Línea 100 de emergencia recibió un aumento
importante de llamadas por violencia de género, reportándose 528 agresiones
contra mujeres y 43 casos de violación sexual, de los cuales 27 fueron
perpetrados a menores de edad[1].
Entre marzo y junio de ese año perdimos a 35 mujeres, adolescentes y niñas que
fueron asesinadas por la violencia de género.[2]
Noviembre
2020 se tiño de sangre, no el 25, sino el 14 día en que fueron asesinados dos
jóvenes durante el breve periodo presidencial del ex congresista Manuel Merino.
En el
periodo de transición se lograron algunos avances como los Lineamientos de
Transversalización del Enfoque de Género y la Política Multisectorial Para
Niñas, Niños yAdolescentes que incluye la demanda de la ESI, al igual que el
Proyecto Educativo Nacional al 2036 publicado en julio del 2020. También el
MINSA aprueba a finales del 2020 los protocolos para el aborto terapéutico.
Pero todo se
puso en riesgo cuando a la segunda vuelta presidencial
llegaron dos propuestas antiderechos. De un lado, la alianza fujimorista con la
derecha conservadora era clara, y del otro lado, aunque Perú Libre recibiera el endose de la
izquierda moderna, las imágenes del profesor chotano diciendo fake news frente
a su colegio en una publicación de CMHNTM[3]
era un mal augurio.
En lo que
va de este gobierno, la política en torno a los derechos de las mujeres ha sido
errática, y con una peligrosa tendencia al retroceso. Ni la sucesión de la
vicepresidenta Boluarte ha cambiado ello, al contrario, se ha profundizado a la par que el régimen se aleja de la democracia, violando los derechos a la libre protesta, a la vida y la justicia.
Desde lo
simbólico, un ministro comparó con animales a mujeres indígenas sin que
mereciera una disculpa apropiada ni un pronunciamiento del MIMP. Al mismo
tiempo, para llenar sus eventos, la presidenta instrumentaliza constantemente a
mujeres empobrecidas, condicionando su acceso a programas sociales en medio de
una crisis económica.
En cuanto a
lo político, Congreso y Ejecutivo vienen impulsando leyes y propuestas que
significan retrocesos en el reconocimiento y ejerecicio de los derechos de las mujeres en su
diversidad, que no son observadas por los entes rectores como el MIMP, MINEDU y
MINSA para temas como la revisión de materiales educativos en temas ESI o los
derechos del concebido.
Incluso,
la primera ley positiva aprobada por el Congreso el dos de noviembre
prohibiendo el matrimonio infantil, se encuentra en el ejecutivo para su
promulgación desde el 13 de este mes, sin que haya sido promulgada hasta la fecha de
publicación de este artículo, jueves 23.
Mención
aparte merece el congresista Balcázar, presidente de la Comisión de Educación
que considera normal las relaciones sexuales entre docentes y estudiantes, en
un país con más de seis mil denuncias por violencia sexual de estudiantes a sus
profesores.[4]
Finalmente,
no podemos conmemorar esta fecha sin recordar el origen de la efeméride: Las
hermanas Mirabal siendo asesinadas por una dictadura. El actual régimen, al
alejarse de la democracia y dar espacio a la impunidad y a los grupos anti
derechos normaliza y perpetúa las desigualdades y la violencia de género, con
la complacencia de la primera mujer mandataria del Perú.
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