El 17 de mayo de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad del listado de enfermedades mentales. Es por ello, que en esta fecha se celebra el Día Internacional contra la Homolesbobitransfobia, conocido como IDAHOT por sus siglas en inglés.
Pero en primer lugar, la diversidad sexual nunca debió formar parte de las categorías diagnósticas de salud mental. La psicóloga estadounidense Evelyn Hooker (1907-1996) fue la pionera en estudiar la homosexualidad, aportando a las bases del movimiento por los derechos de las disidencias sexuales Hooker fue cercana al movimiento y en 1940 comenzó a estudiar la estabilidad mental en poblaciones masculinas heterosexuales y homosexuales, determinando que no existe correlación entre la homosexualidad y la inadaptación psicológica.[1]
Antes de los trabajos de Hooker, no se había examinado con rigor científico la
orientación sexual, y su incorporación como enfermedad, respondía a las ideas,
percepciones y prejuicios de los médicos de la época. Recordemos que hace un
siglo recién se estaban formando las actuales bases de la psicología
científica, y también temas como las discapacidades cognitivas y la neurodiversidad eran abordados desde el prejuicio y la marginación.
Existen dos instrumentos principales de clasificación diagnósticos en salud mental, que a su vez son la guía para el tratamiento
psicológico, farmacológico y/o neurológico. Uno es el Manual de Clasificación
Internacional de Enfermedades (CIE) que en su décimo primera edición (CIE-11)
retiró las clasificaciones diagnósticas que patologizaban las expresiones de diversidad sexual. El otro es el Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales, que en la edición vigente (DSM-V)
excluye la transexualidad de su listado de enfermedades.
Si bien en algunos países se utiliza el CIE-10 (ya superado) para justificar presupuestalmente el tratamiento hormonal de transición para personas transexuales, en el contexto peruano que no reconoce derechos fundamentales como el derecho a la identidad de las personas trans, es un peligro seguir empleando un instrumento observado por la Organización Mundial de la Salud por patologizar la diversidad sin fundamento.
Por ello diversos colectivos se
han pronunciado en contra del DS 009-2024-SA que actualiza Plan Esencial de
Aseguramiento en Salud-PEAS. Ya que en el actual contexto de avanzada
antiderechos, incorporar al plan de aseguramiento categorías diagnósticas
de un instrumento de hace 30 años que patologiza expresiones de la
diversidad sexual, abre las puertas para que se desarrollen las llamadas
“terapias de conversión” catalogadas por la OMS como tortura[2]
con dinero de todos los peruanos que podría emplearse para verdaderos
problemas de salud como la anemia infantil .
Recordemos además que la Ley N° 30947, Ley de Salud Mental
habilita a médicos no psiquiatras ni psicoterapeutas a diagnosticar. Es decir,
médicos de otras especialidades con una agenda antiderechos o confesional
diagnostiquen a personas sanas para realizar intervenciones/torturas.
El MINSA ha emitido un comunicado donde niega la discriminación
hacia la comunidad LGTBIQ+ y la aplicación de terapias de conversión. Señala que el CIE-11 se implementa progresivamente, lo que no se refleja en la
publicación de este decreto. Toda progresión es hacia adelante, si inevitablemente en un
momento determinado van a eliminar esas categorías diagnósticas ¿cuál es la
necesidad de financiar su tratamiento?
En el resto de países (y en la academia peruana), las ciencias sociales y de la salud están ocupadas en comprender fenómenos como la homofobia y sus explicaciones desde la psicología. Igualmente, respecto a las personas trans, gays, homosexuales, bisexuales y queer, lo que preocupa actualmente a psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas es el estrés al que se enfrentan diariamente por el contexto de discriminación, también conocido como estrés de minorías.[3]
No le vendría mal al MINSA volver al presente y ocuparse de los verdaderos problemas sanitarios del país y de las minorías, en vez de institucionalizar la homotransfobia, a vísperas de 34 años que internacionalmente se logró el consenso de que no hay nada que curar.
[1] Ver: https://www.psyciencia.com/la-psicologa-pionera-que-demostro-que-ser-gay-no-es-una-enfermedad-mental/
[2] Ver: https://www.ohchr.org/es/stories/2020/07/conversion-therapy-can-amount-torture-and-should-be-banned-says-un-expert
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