El pasado 13 de enero de 2022 el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI) alertó sobre tres influencers que estarían haciendo publicidad encubierta a un sitio de apuestas.[1] Dos aspectos resaltan en esta noticia: el incremento de sitios de apuestas en línea, y el direccionamiento a un público joven y adolescente.
La adicción a las apuestas,
ludopatía o gambling disorder no es un problema nuevo de salud mental.
Se puede encontrar referencias incluso en el medioevo respecto a esta afección.
Lo que ha ido variando en el tiempo es el perfeccionamiento de quienes promueven
los juegos de azar, hoy en día con apuestas en línea, y a veces en combinación
con los videojuegos.
Es importante por ello,
diferenciarlo de la adicción a los juegos y videojuegos o gaming disorder[2],
ya que el prefijo “ludo” del castellano nos puede llevar a equipararlas. De
hecho, muchas referencias consultadas, emplean el término de ludopatía para la
adicción a juegos.
Mientras que, en las adicciones a
los videojuegos, el comportamiento que genera placer (adicción) es el mismo
hecho de jugar y las recompensas se obtienen en el propio juego, las adicciones
a las apuestas (ludopatía) encuentran placer en la adrenalina del riesgo y la
recompensa pecuniaria. Digamos que una persona que depende de los videojuegos
jugará en todo momento, sin necesidad de una inversión monetaria, y la
principal pérdida estará en torno al uso del tiempo, además de los cambios
neurológicos y bioquímicos comunes en todo comportamiento adictivo. (Ver nota[3])
En cambio, una persona ludópata,
puede encubrir bastante mejor su adicción, conservar su productividad con algo
más de éxito, pero tarde o temprano verá afectada su economía. En la siguiente nota
al pie[4]
dejamos referencias de sintomatología y factores de riesgo.
Las antiguas apuestas implicaban
una comunidad, que era la primera en percibir cuando un miembro pasaba del uso
recreativo, al abuso y a la adicción. Por ejemplo, la comunidad gallera (peleas
de gallos), advirtió a la esposa de la creciente adicción del señor, aunque no
a tiempo para salvar a la familia de perder la casa. Luego, la misma comunidad
gallera ayudó en su recuperación, cuidando su abstinencia, y dando otras formas
de contención.
Este es un caso real de un
antiguo vecino. También conocí a un brillante matemático, convencido de poder
descifrar los algoritmos empleados por las máquinas tragamonedas. Lo cierto es
que siempre pedía dinero prestado en el trabajo, luego se desaparecía unos
minutos, y terminó perdiendo el empleo y sin pagar a sus acreedores.
Aquél es un rasgo característico
del apostador: Cree que puede descifrar con algún método (seudo)científico la
forma de ganar. Si es hípico, estudiará los desempeños de los caballos, si
acude a los casinos desarrollará un “método” y si se enfrenta a
una máquina, intentará hacer un cálculo matemático. Es posible que su “método”
rinda frutos más de una vez, lo que los conductistas llaman un refuerzo
positivo aleatorio, que es muy poderoso para instalar comportamientos, y muy
difícil de desinstalar.
Recordemos al perro condicionado
por I. Pavlov. El can aprendió que al sonar la campanita le tocaba comer y, por
tanto, salivaba, luego sin comida (refuerzo) seguía salivando al escuchar la
campana, algo en su cerebro le decía, ¿y qué tal si ahora sí? Por eso, aunque
el ludópata esté perdiendo, o haya perdido, intentará apostar de nuevo, porque
el aprendizaje instalado, le dice “quieto, hoy quizás sí” ...
Precisamente lo pernicioso del
sitio promocionado por los influencers es que era de “asesorías”.
Es decir, te enseñan a usar un “método”, el cuál funcionará al
inicio, y quienes tengan alguna predisposición de personalidad, bioquímica y/o
comorbilidades desarrollarán una adicción.
¿Cuáles son estas
predisposiciones? Entre las de personalidad y comorbilidades, encontraremos
diversos tipos de inseguridad, narcicismos, diversos niveles de obsesión, depresión,
ansiedad, etc. Pero los bioquímicos son muy difíciles de predecir. Hay personas
que prueban una droga química, y no desarrollan adicciones, mientras que otras,
incluso con sustancias poco adictivas generan dependencia.
En Perú existen desde hace décadas programas que muestran los peligros y los daños del consumo de drogas, promueven el retraso en el inicio del consumo de las drogas legales, y se prohíbe el uso de otras drogas[5].
En cambio, no hay programas educativos
formales o comunitarios que adviertan de manera sostenida sobre las adicciones
a las apuestas. Incluso, hay una mayor preocupación en las personas adultas y
cuidadoras sobre los videojuegos que sobre las apuestas, cuando un uso moderado
de los videojuegos puede desarrollar competencias necesarias y brindar un
espacio de socialización en estos tiempos, mientras que las apuestas van
perdiendo el carácter comunitario y se van transformando en conductas individuales
y solitarias, lo que dificulta su detección oportuna[6].[7]
Es importante entonces no solo
observar cuánto tiempo se les dedica a las actividades en línea, sino sobre
todo qué tipo de actividades está desarrollando, no solo el o la joven,
sino también las personas adultas. Una detección oportuna no será cuando
la persona empiece a perder dinero, sino cuando empiece a ganarlo. Recordemos,
primero tiene que haber reforzador, placer, ganancia, para que se instale el
comportamiento, y después de instalado es que se desarrollará la adicción. Al igual
que en las adicciones convencionales, por estar la personalidad, el cerebro y
sistemas nerviosos en desarrollo un/a adolescente será más susceptible a los
efectos de la ludopatía, con dos años sin ir a la escuela, y el aumento
de los espacios de apuesta en línea, este es otro gran riesgo para nuestra
generación bicentanaria, nuestro bono demográfico.
También es urgente una regulación
estatal sobre las apuestas en línea, como lo existe sobre los casinos y
otros lugares de apuestas, pero también una acción educativa comunitaria
liderada por el sector salud, acompañada por educación, trabajo y promoción del
empleo, y los medios de comunicación.
Finalmente, el 2015[8],
EsSalud alertaba que la ludopatía ya afectaba al 5% de limeños, y que está
crecía a un ritmo de un tercio (33%) cada año. Aplicando una progresión
matemática, y sin considerar que pueda haber aumentado el ritmo de crecimiento
por efecto de la pandemia, al 2021 el porcentaje de personas afectadas por esta
adicción en Lima habría alcanzado el 28%, y para este 2022 se podría
llegar al 36%.
[1]
Nota periodística: https://andina.pe/agencia/noticia-indecopi-investiga-publicaciones-difundidas-algunos-influencers-876974.aspx
[2] Gaming disorder: https://as.com/meristation/2019/05/26/noticias/1558879918_863987.html
[3] Nota de la autora: En otro momento
quizás nos ocupemos de los videojuegos, pero es necesario primero contextualizarlo
a fin de no patologizar conductas adaptativas en pandemia.
[4]
Sobre ludopatía, Síntomas, causas, diagnóstico y tratamiento: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/compulsive-gambling/symptoms-causes/syc-20355178
[5] En
mi opinión, incluso sin mayor criterio científico sobre el nivel real de
perjuicio y factor adictivo, por ejemplo, no tiene mucho sentido incluir al
cannabis entre las ilegales, cuando la nicotina tiene igual o mayor componente
adictivo. Pero, es la opinión de alguien que no ha consumido nunca ninguna de
las dos sustancias, y solo ha leído sobre ellas.
[6] Cuando hay una comunidad dedicada a los juegos de azar, un
tragamonedas, un bingo, un hipódromo, habrá quienes puedan detectar, alertar y
vigilar el cumplimiento de la abstinencia, claro, siempre y cuando exista un
compromiso ético.
[7] Las
comunidades también son necesarias para la recuperación. Aquí un artículo
académico sobre tratamiento: https://www.aacademica.org/000-015/211.pdf
[8] Nota
2015 sobre ludopatía: https://diariocorreo.pe/peru/alarma-por-el-crecimiento-de-ludopatas-en-el-pais-607437/?ref=dcr
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