De la misma forma en que hoy INDECOPI nos alerta del consumo de panetones tóxicos, construyamos una cultura para identificar posibles comportamientos y formas de relacionarnos tóxicas, que afectan nuestro bienestar.
Las fiestas de fin de año, especialmente Navidad, traen además de alegría, fiesta y consumo, momentos de nostalgia, estrés y conflicto, que pueden representar un riesgo para nuestra salud psicológica y relaciones interpersonales si no tomamos las precauciones. En especial estando a casi dos años de pandemia, con multiplicidad de pérdidas, no solo humanas, familiares, amistades, sino simbólicas, de lo que no hemos podido hacer.
Las estadísticas epidemiológicas hablan también de un aumento de intentos y de suicidios consumados poco después de estas fechas[1], por lo que promover el fortalecimiento de las relaciones y prevenir riesgos asociados como ansiedad y depresión, son fundamentales estos días, en especial cuando la pandemia también ha incrementado la prevalencia de estas enfermedades como del riesgo suicida[2]. Recordemos que están en mayor riesgo las personas que viven solas, las y los adolescentes y jóvenes adultas mayores, las personas de la comunidad LGTBIQ+, de pueblos indígenas y migrantes extranjeros.[3]
Antes de pasar a un pequeño listado de recomendaciones, veamos qué tienen de especiales estas fechas.
Empezando por el origen. Antes de la emergencia del cristianismo y el catolicismo, y por tanto antes de que celebráramos la navidad en estas tierras, esta temporada ha sido de celebración a nivel mundial por el solsticio. En el hemisferio norte el de invierno, y en el hemisferio sur el de verano. El solsticio de invierno es la cosecha y la preparación para un tiempo de reserva en climas fríos, de este lado del planeta lo celebrábamos con la fiesta del sol o Inti Raymi, y en el hemisferio norte con diversas celebraciones cuyo sincretismo es la fiesta navideña que conocemos a través de las películas.
Diciembre, por debajo de la línea ecuatorial, es el solsticio de verano, en la cultura incaica de Capac Inti Raymi, que llega este martes 21 del 2021 para mayor precisión. Las celebraciones son de siembra y fertilidad, de esperanza y bienvenida al sol y a la vida.
Podemos tener lo mejor de dos mundos, si asumimos las fechas tanto como época de reflexión y cierre (cosecha), como de proyección y renovación (siembra). Recordando, además, que, para sembrar y cosechar, necesitamos a toda nuestra comunidad (barrial, laboral, amical, etc.) y no solamente a nuestra familia. De hecho, la mayoría tenemos diversas reuniones, porque precisamente sea para resistir el invierno, o sea para aprovechar la bonanza, nos necesitamos como sociedad.
Tomando las fiestas como una temporada que inicia con la celebración del adviento y las compras y decoraciones navideñas, y que culminan después de año nuevo, con su pico alto en la cena de noche buena, o parafraseando a Valdelomar, en la cena pascual, nos centraremos en este hito del prolongado ritual de solsticio:
1. Aceptar la imperfección: Prevenir los conflictos en esta temporada puede iniciar aceptando que no se lograrán todas las metas. No vendrán todos nuestros invitados, no todos disfrutarán lo que se ha preparado, no todos cubrirán las expectativas de los demás. Eso es humano, es parte de toda celebración o ritual. Si no se consiguió la compra anhelada, si al sobrino no le gustó el puré de manzana, si la hija se declara atea y no irá a misa, o si el hermano está a dieta y rechaza el panetón, la celebración no se desmerece, será imperfecta como quienes lo organizan.
También puede ser una oportunidad para generar en ese momento o luego una conversación sobre quiénes somos y qué queremos. Es parte de la siembra del solsticio de verano.
4. Acoger las emociones sin violencia: No hay emociones buenas ni malas. Dejemos de sobrevalorar la alegría. Expresar alegría incluso puede ser disfuncional si en realidad estamos en un momento de reflexión o de duelo, que pasa por etapas que incluyen la tristeza y la ira. Lo prudente es canalizar las emociones, promoviendo su expresión sin agredir física, psicológica, verbalmente a las otras personas.
También puede
ser el momento de identificar y cambiar alguna conducta agresiva, incluyendo el
acoso sexual, la violencia de género y el castigo físico humillante que aún hoy
se da en nuestras familias.
Finalmente, también
puede ser oportuno incluir un momento para conmemorar a quien no nos acompaña
este año, a esa silla vacía. Mencionándola, haciendo algo que hubiera
complacido a esa persona, con algún ritual, siempre preguntando, negociando,
acogiendo la diversidad, las emociones y respetando los silencios.
[1] Prevalencia de suicido asociado a fiestas de
diciembre: https://www.lasexta.com/tecnologia-tecnoxplora/ciencia/divulgacion/suicida-mas-gente-navidad-pero-justo-despues_201712225a4a94aa0cf2e006ece145c2.html
[3] Estadísticas
e información de la OMS: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide
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