De por qué no postulé a la UNSMSM y el debate del ingreso libre

Algunas personas conocen la anécdota de por qué no postulé (y por ende no ingresé) a la UNMSM. En estos días de retorno al examen presencial a dicha universidad, y estando sobre la mesa el debate sobre el ingreso libre, les compartiré esta anécdota, y algunos apuntes a partir de ella.
appetite for education

Era el año 1995, mi familia clasemediera golpeada por la crisis económica del primer gobierno de García y el fujishock, apenas había podido mantenerme con apoyo del abuelo en el colegio parroquial lincense en que estudié ocupando once años el primer y/o segundo puesto del salón y la promoción. Solo había fondos para el viaje o para la fiesta, elegí el viaje, y un compañero cubrió mis gastos para asistir a la fiesta.

Tras múltiples pruebas y entrevistas vocacionales, pero sobre todo después de haber leído en la biblioteca todo lo concerniente a la psicología, para mí esta era mi obvia vocación, incluso sabía que dentro de la carrera quería el área social.

Las perspectivas de mis padres, en especial de mi mamá eran totalmente opuestas. Quería que estudiara una carrera corta como secretariado y empezara prontamente a trabajar. Negocié, y obtuve la oportunidad de un único intento en el verano del 96, para ello, nuevamente con el abuelo como proveedor, seleccionaron la institución de preparación más económica: la pre de la UNFV, la pre UNMSM era más cara, lo mismo que las pres particulares del momento.

En los simulacros de la pre mantuve buenos resultados, suficientes como para ingresar directamente a la UNFV, pero a la vez suficientes si acaso hubiera querido ingresar a derecho o a medicina de la misma casa de estudios, tal vez suficientes como para ingresar a San Marcos.

Solo había una forma de saberlo. Tenía algunos ahorros de propinas, pequeños emprendimientos y lo que ahorraba al regresar a pie del colegio en quinto, y a pie desde Miraflores hasta Jesús María durante la pre. Compré el prospecto y empecé a prepararme sola en paralelo, varios compañeros de la pre postulaban también a San Marcos y me prestaron sus pruebas pasadas para practicar.

Aún me faltaban unos 60 soles para pagar el derecho de admisión, era el último día para hacer el pago en el banco, y fui a la casa de una amiga del colegio a ver si sus padres me prestaban la diferencia. Se negaron a hacerlo, no sé si pensaron que el dinero era para otra cosa, o si creyéndome, no quisieron contradecir a mis padres.

El hecho es que terminó el día bancario y sentada en una banca del Parque Kennedy, vi una tienda de discos, y me resolví a comprar la colección de casetes originales de los Guns n´Roses con mis ahorros insuficientes para tentar la UNMSM. Cada que veo y escucho alguno de esos cuatro casetes, rememoro que nunca postulé y tampoco ingresé a la UNMSM.

Una vez en la UNFV, era común ir a la biblioteca de la UNMSM, y allí conocer mejor su propuesta educativa para psicología, pero también las carencias que afrontaba en medio de la intervención fujimorista y los rezagos de la infiltración senderista. Pero sobre todo el Síllabo, la biblioteca actualizada, la plana docente y el enfoque conductual de la UNFV hicieron que ya no deseara intentar nuevamente postular a la UNMSM, además que la pensión anual era más accesible y sostenible. Si tuviera la máquina del tiempo y me pudiera dar a mí misma el dinero que me faltaba, seguramente compraría también algo de Nirvana, y seguiría en la Villarreal.

 
¿Qué hubiera cambiado la posibilidad del ingreso libre? 

Algo que debo anotar, es que mi caso anecdótico era
una muestra significativa del perfil de mis compañeros y compañeras de la facultad de psicología y otras facultades de la UNFV. De un lado, estudiantes clasemedieros de Lima con uno o dos padres profesionales o de las FFAA/PNP, con recursos económicos y/o de tiempo insuficientes para una universidad privada o para seguir intentando coger una vacante en la UNMSM, la UNI o la Agraria, muchos y muchas trabajaban paralelamente o teníamos pequeños trabajos en vacaciones y/o cachuelos que nos permitían pagar la pensión anual. De otro lado, estudiantes migrantes, en especial de capitales provinciales, con algún tiempo en Lima intentando ingresar a alguna carrera en alguna universidad, con padres y/o familiares que podían solventar sus gastos en la capital. La UNFV no tiene una residencia, pero más allá de eso, el perfil de estudiante proveniente de zona rural sin ningún recurso familiar o económico, pero talentoso, era prácticamente inexistente. Algunos lograron luego su traslado o ingreso a otra universidad pública más prestigiosa, o a alguna universidad privada con una media beca u otro tipo de apoyo. Para otros, incluso los doscientos soles anuales de pensión eran impagables y abandonaron. 

La brecha entre la educación básica y la superior, sumada a la alta competitividad en los concursos de admisión para las universidades públicas, terminaban haciendo obligatorio el paso por una academia de preparación, cuyo costo a su vez, ponía una primera barrera para el acceso a la universidad pública, pero no gratuita. Atrás quedaban los relatos de la generación de nuestros padres, en que era posible prepararse en casa e ingresar incluso al primer intento. La educación superior universitaria, desde entonces queda supeditada en primer lugar a la capacidad económica, y en segundo lugar a la capacidad competitiva ante un examen de las y los postulantes, y sus familias.

Pero no solo la alta competitividad en los concursos de admisión era una barrera, sino la lógica de las propias evaluaciones, que ha variado muy poco hasta ahora. Postular requiere conocimiento memorístico, algo de razonamiento verbal y matemático, y una estrategia para alcanzar el puntaje necesario. En mi colegio no estudié geometría del espacio, en la pre le iban a dedicar dos fechas al tema, y en el histórico de los exámenes, regularmente venía una o dos preguntas a lo mucho. Opté por faltar a esas dos clases, fortalecer otras áreas donde tenía más posibilidades de obtener una respuesta correcta, y dejar en blanco en los simulacros si acaso viniera una pregunta sobre esta área de la matemática. Como imaginarán en el currículo de psicología uno encuentra matemáticas generales, estadísticas, probabilística, pero no geometría del espacio, por lo que hasta hoy soy una completa ignorante en la materia. El pensamiento complejo, el razonamiento ético, la capacidad de empatía, las habilidades comunicativas, en cambio son competencias básicas para la carrera que debimos fortalecer en seis años de estudios, pero que nadie evaluó en el proceso de admisión, al menos para tener una línea de base y asegurar nuestro progreso. 

La educación básica está avanzando con el actual Currículo Nacional hacia un enfoque por competencias, y algunas universidades privadas incorporan elementos en sus procesos de admisión, e incluso en su propuesta formativa. 

Un ingreso libre podría considerar estos elementos, no solo como proceso de admisión, sino para tener un perfil de las competencias relacionadas a la carrera de sus ingresantes. Un ingreso libre podría recortar los costos de postulación con algunos criterios que ya son tomados en cuenta por algunas universidades privadas, como el desempeño académico en la educación básica. Recuerdo que el mismo año de mis peripecias para estudiar psicología, algunos compañeros del colegio lograron el ingreso directo a una universidad privada, incluso algunos que estaban por debajo de mí en el orden de mérito, pero evidentemente por encima en la capacidad económica familiar. 

Las becas actuales logran brindar posibilidades a colegiales académicamente eficientes de bajos recursos, pero, ¿no debieran todos y todas tener acceso a la educación superior? El estado asegura su inversión al becar a jóvenes que son buenos estudiantes, y que estima luego como profesionales retribuirán al país, especialmente en las carreras de mayor demanda, pero ¿qué pasa con las otras vocaciones?, ¿qué pasa con quienes no tienen un desempeño académico brillante en la básica? Ellas y ellos también tienen el potencial de convertirse en profesionales que aporten al país, y al mismo tiempo lograr su autorrealización personal. 

Cierro abriendo otra interrogante: no será entonces que necesitamos caminar hacia el reconocimiento y garantía del derecho a la educación superior universitaria, técnica, artística…

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