¿Y si el plan siniestro es salvar niños?

La oposición a la unión civil en Perú es tan criollamente hipócrita que bien podría ser relatado por Ricardo Palma. Tiene toda esa doble moral que ha colonizado nuestras mentes e impide afirmar que estamos en un Estado demócrata o liberal.

Hoy lo que está de moda no es ser gay (eso es una orientación, no una opción, menos moda), sino ser tolerante o hasta gay-friendly. Está tan de moda, que muchos homosexuales y lesbianas, en vez de salir del closet para luchar por sus derechos, adoptan la pose del open-mind-liberal-europeo, toreando hábilmente las preguntas por su orientación. A nivel individual es totalmente válida esta opción, pero a nivel social, lamentablemente es un síntoma de que aún no estamos cambiando las mentalidades.

De hecho que sea políticamente incorrecto declararse públicamente homofóbico es un enorme paso, pero que solo se ha dado en algunas esferas principalmente limeñas. No nos engañemos, hace décadas que todo el mundo dice que no es racista, y ahí seguimos. Esa es nuestra habilidad colonial, de tapada limeña que sale a divertirse y el domingo está comiendo hostias.

Que el lado más recalcitrante de la iglesia haya optado por sembrar la idea de que el paso siguiente es la adopción de hijos por las parejas homosexuales, es prueba de ello. Astutamente ofrecen al homofóbico que ya no quiere identificarse abiertamente como tal, una salida para expresar su oposición.

Es bastante iluso que la orientación sexual de los padres determinará la de los hijos. Si la orientación se transmitiera padre-hijo por crianza, no existiría la homosexualidad, ya que casi todxs lxs homosexuales son hijos de parejas heterosexuales que los criaron para que fueran heteros.

No ahondaré en el punto. Ese no es el debate. Acá se debate el acceso a derechos, no el supuesto origen de la orientación sexual.

Y si los hijos de homosexuales son homosexuales, ¿qué? Nadie se preocupa si los hijos de los abogados son abogados, si los hijos de los rubios son rubios o si los hijos de los humanos son humanos, o si los hijos de las palomas son dios.

Más allá del determinismo simplista sobre el destino de quienes sean criados por gays o lesbianas, lo que subyace detrás de esta preocupación es el supuesto que la homosexualidad es mala. No es una preocupación por el abuso sexual del que puedan ser objeto. Una auténtica preocupación por la integridad sexual implicaría impulsar la educación sexual integral, combatir toda forma de violencia contra la mujer, y no obligar a una mujer víctima de violación a culminar un embarazo no deseado.

Si el paso siguiente a la unión civil, es la adopción de niños y niñas por estas nuevas parejas legalmente reconocidas, pues perfecto, deberán ser sometidas a la misma evaluación que toda pareja, adoptar en el Perú tiene un protocolo lo suficientemente complejo como para evitar que menores caigan en manos de pederastas heterosexuales, ¿cuál es el problema?

Si el paso siguiente es la adopción, a lo mejor habrá menos huérfanos en centros de cuidado a cargo de pederastas como en la iglesia comprenderán.


Si el plan siniestro que sigue a la unión civil es que haya menos niños y niñas en las calles, y más familias peruanas diversas llenas de amor en igualdad de derechos, no suena realmente siniestro.

Comentarios

Gaudi ha dicho que…
Felicitaciones Candy por tu artículo, estoy de acuerdo contigo, lo importante son los buenos sentimientos y las buenas intenciones y que nos dejemos de prejuicios. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a los homosexuales?¿En que nos afecta su opción sexual?