Nuestros héroes civiles de la democracia III: La dictadura Fujimontesinista y sus secuelas


La dictadura Fujimontesinista y sus secuelas



El 5 de abril de 1992 Fujimori cierra dos poderes del estado y se deshace de sus vicepresidentes convirtiéndose en dictador. Los primeros en reaccionar (al igual que en hechos históricos anteriores) son los congresistas y políticos de las demás tiendas partidarias, sin embargo con la conformación del mal-llamado Congreso Constitucional Democrático esta trinchera de resistencia se amenoró, al tiempo que las demás organizaciones civiles estaban ya debilitadas producto del conflicto armado interno, lo que permitió al fujimorismo emprender una cacería de brujas a sus detractores tildándoles de terroristas, aniquilándolos con ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzosas.



En el escenario descrito, alzar la voz implicaba un riesgo real y mortal, como lo atestiguan los campesinos de El Santa que denunciaban los abusos de una empresa, el periodista de oposición Pedro Yauri, o Keneth Anzualdo que apoyó la denuncia de su condiscípulo desaparecido forzosamente, y otros tantos que recordamos solidarizándonos con sus familias, pero no siempre admirándolos en su heroísmo. También hubo héroes y heroínas que sobrevivieron. Deseo detenerme aquí en el reciclador Justo Arizapana testigo clave del Caso Cantuta. El actuar del Señor Justo demuestra un civismo y conciencia ética realmente ejemplares que debieran ser motivo de análisis y reflexión, en especial en la formación de ciudadanos.



Explorando rápidamente algunas características del Señor Justo encontramos:

A) Información de lo que sucedía en el país, más allá del sensacionalismo que entonces imperaban, por lo que sabía del Caso Cantuta.

B) Juicio crítico sobre la información que consumía, lo que le permitió entender que se estaban produciendo asesinatos por parte de las FFAA.

C) Conocía las características de la zona donde trabajaba, lo que le permitió saber que colindaba con zona militar.

D) Sólida formación ética con valores como la solidaridad y el respeto por la vida, lo que le hizo preocuparse por saber lo que sucedía, en contraste con la indiferencia o el afán de morbo imperantes en la sociedad.
E) Conocía los mecanismos legales alternativos en contextos adversos, lo que le llevó a encontrar cómo para hacer saber lo que ocurría, portando pruebas.

F) Capacidad para identificar aliados y establecer relación con ellos, desde el amigo que le presentó al congresista, hasta los propios congresista y periodista.

G) Un desarrollado sentido de la justicia, que junto con sus otros valores éticos le hicieron comprender la importancia de denunciar, más allá de los legítimos temores y riesgos existentes.


Él empleó estas siete competencias de manera interdependiente, una sola aislada no hubiera bastado, el saber escribir y dibujar fue algo complementario en su ejercicio de ciudadanía, en el que estas habilidades fueron cruciales para que 10 familias supieran el paradero de sus seres queridos y que un país pudiera cohesionarse frente a un dictador y luego sentarlo en el banquillo, convirtiéndose en un ejemplo para la comunidad internacional.


Todo ciudadano y ciudadana, más allá de sus simpatías o ideologías políticas, o si ejerce un liderazgo debiera tener estas mismas capacidades. Ahora que el MINEDU piensa impulsar la formación ciudadana, habría que garantizar que los estudiantes no solo memoricen fechas de guerras, sino que puedan poner en práctica competencias similares a las del Sr. Justo.

Comentarios