Memorias en conflicto y ¿reconciliación?

Muchos analistas afirmaron que la campaña de la segunda vuelta dividió al país en dos y que dicha división afectaría al siguiente gobierno. ¿Es posible partir a una población en dos posturas antagónicas en 56 días? O, tal vez sólo se exacerbaron posturas pre existentes, donde un sector de la población siempre mantuvo una simpatía al fujimorismo, que no expresaba porque en algún momento se volvió políticamente incorrecto.

Es mi deseo explorar esta población, pero decidí empezar por casa para luego plantear algunas interrogantes que puedan ser pistas para comprender a aquellos actores que para quienes defendemos los derechos humanos, aún constituyen “el otro”.

En mi estudio "Relatos de la Dictadura: La memoria de los jóvenes" (1) encontré algunos momentos que para los entrevistados (jóvenes que ejercieron liderazgos en los noventas) fueron significativos, vinculados a: la institucionalidad democrática (autogolpe), los derechos humanos (Cantuta y Barrios Altos), al hartazgo y el aferramiento al poder (re-reelección), y a la corrupción e indignidad (vladivideo).

Al preguntar a través de las redes sociales en cuál de estos momentos le dijeron "basta" al fujimorismo encontré algo previsible, como que la mayoría de mis contactos (militantes de DDHH) comparten su sensibilidad a los temas de democracia y derechos humanos, por encima de otras memorias "detonantes" (2) como la corrupción y el aferrarse al poder.

Partiendo autocríticamente del hecho que como militante de derechos humanos tengo un sesgo de enfoque y principios, me cuestiono si los "detonantes" de aferramiento al poder, corrupción e indignidad responden a un enfoque distinto, a la coyuntura, o al dicho que "Dios perdona el pecado pero no el escándalo". Si no correspondiera a un enfoque o principio, la memoria construida sobre estos hechos es cualitativamente distinta aunque todos los peruanos hayamos visto el mismo video y las mismas noticias. Por tanto, es perfectamente comprensible que el rechazo al fujimorismo no se mantenga en el tiempo.

Además del grupo identificado con los derechos, habría un segundo grupo constituido por quienes rechazaron al fujimorismo en el último tramo, pero que frente a un temor mayor no dudó en aceptarlo de vuelta. Esto ya se ha dicho, sólo estoy llegando a esa conclusión siguiendo otro camino: el de las memorias.

Quedan en territorio casi inexplorado las memorias de los simpatizantes fujimoristas. Recogí una a través de mis redes sociales: "la renuncia por fax y cómo Keiko debió asumir el liderazgo partidario y parte de la transición". Esta es una memoria que debe estar presente en el sector keikista del fujimorismo; así como lo que nosotros recordamos como una limpieza y justicia, en la memoria del fujimorismo es persecución y venganza. Surge de nuevo "el otro", es inevitable, no hacemos mal en entenderlo así; pero empezar a entender al "otro" debemos conocer y aceptar sus subjetividades como válidas en tanto humanas y caminar en el diálogo y debate para clarificar lo que se refiere a ética, legalidad y justicia.

Hasta aquí llego, con la pregunta abierta de cómo construir ese camino hacia el otro. El fujimorismo no lo hará, los activistas de derechos no lo estamos haciendo; entonces, ¿nadie lo hará?, ¿quién debe hacerlo?, ¿debe hacerse o prescindir de ello?, ¿qué entendemos entonces por reconciliación?, ¿qué pasa si prescindimos de ese paso?

NOTAS:

(1) y (2) Ríos, Candelaria. "Relatos de la dictadura: La memoria de los jóvenes" En: Horizontes de maíz y barro: saberes e imaginarios en diálogo hacia un nuevo orden social: Memorias del 4to. Foro Latinoamericano "Memoria e Identidad", Montevideo, octubre de 2007

Comentarios