Villarreal - Dignidad

En un Perú donde Fujimori había logrado re-reelegirse fraudulenta e inconstitucionalmente para luego verse forzado a llamar a elecciones tras la aparición del video Kouri-Montesinos, y mientras un desconocido Ollanta Humala se levantaba en Locumba, un puñado de estudiantes al mediodía de un lunes 30 de octubre expresaba su indignación tomando los locales de Colmena y Colonial de la Universidad Nacional Federico Villarreal.


El país estaba conmocionado y las autoridades impuestas por el fujimorismo pretendían distraernos con un concierto por la Canción Criolla con Eva Ayllón en el estadio de la universidad en SJL. En el local central (Colmena) se estaba preparando una contra-jornada cultural, y la querían impedir.


Alto, antes de seguir, retrocedamos un poco en el tiempo para entender mejor cómo se llegó a esa situación. Una vez establecida la dictadura fujimontesinista por el autogolpe y después de haber asesinado a nueve estudiantes y un profesor de la Cantuta, se instala la Comisión Reorganizadora (CORE) en la Villarreal, precisamente un 30 de octubre. El pretexto era que había un mal manejo presupuestario y corrupción (bueno veníamos del primer gobierno de García y había corrupción en la villa) y que era temporal… El tema de fondo es que necesitaba tener un control directo sobre las universidades nacionales para que no emergieran protestas frente al régimen dictatorial recién instaurado, por ello no solo la CORE fue renovando su vigencia al infinitum, sino que extendió el modelo a otras universidades nacionales, ya no con el tema de la corrupción sino del terrorismo, nótese que Abimael ya había sido capturado en septiembre de ese año.


Las CORE daban el control a Fujimori de las universidades porque él designaba los rectores y estos a los decanos, suprimiendo la autonomía y el autogobierno universitario por el que se había luchado en los setentas y que dio a luz la Ley Universitaria 23733, a la que también le hizo cuantas modificaciones quiso a través de sus congresistas adictos y tránsfugas. En los gobiernos de las CORE, el estudiante al matricularse debía muchas veces firmar un compromiso de no participar en manifestaciones políticas, protestas, etc. Aún debo tener por ahí uno de esos papelitos, y claro que eso va contra un derecho constitucional, pero tú acabas de terminar el colegio, has crecido entre bombazos y apagones, la televisión te habla todo el tiempo de que estamos en terrorismo aun cuando hubieran pasado 5… 7 años de la captura de Abimael. Y el que protesta es terrorista, y ya se sabía que a quien le acusaban de terrorismo no tenía juicio justo y terminaba en la cárcel, y el lío con tus viejos que ya no te van a dar para el pasaje, o que te saquen de la universidad con lo que te costó ingresar y tantos ciclos de pre que tuviste que hacer no los vas a desperdiciar… y entonces firmas.


Firmas y renuncias a tus derechos, y vives con temor, con temor porque de verdad a la fecha habían muerto y desaparecido estudiantes en San Marcos, en Cantuta, en la del Centro y hasta en la Católica. Pero entonces después de la segunda re-reelección, ya es mucho, ya basta, y los estudiantes de las particulares estuvieron a la altura de las circunstancias y se levantaron frente al cierre del Tribunal Constitucional en 1997, y la cosa empezó a moverse con marchas ese año, luego un break y con más fuerza en 1998 y 1999. Pero en Villarreal los profesores callaban, ya habían expulsado a varios por su militancia aprista, que sí que habían varios que eran corruptos, pero no los sacaron por corruptos sino por apristas, y la cosa no es así, además igual o peor de corrupto era el régimen fuji-montesinista.


Pese a todos los peros, confrontaciones internas, y debates de por medio se fue generando una organización al interior de la Villarreal, estaban los apristas, estaban los izquierdistas (muchos en el JP que también es histórico) y estaban los alpinchistas que simplemente les llegaba que les siguieran metiendo el dedo, y estábamos los inorgánicos que íbamos así no más por nuestra cuenta, perro, pericote, gato, dinosaurio y colibrí, todos metidos en la protesta porque era la única forma y había que tumbarse al régimen. Ni las inconstitucionales cartas de compromiso, ni los portones sistemáticamente cerrados a la hora de las movilizaciones en los locales de Colmena y Colonial impidieron que poco a poco más villarrealinos organizados y no fueran tomando conciencia y sumándose.


El 2000 era decisivo por la re-reelección. Vísperas de una movilización importante se programaron exámenes pese a que no se había avanzado con el currículo, lo más probable era que Villarreal esta vez no sumara por las evaluaciones. Pocos recuerdan este suceso, pero el día en que debían iniciarse los exámenes, un grupo de delegados y representantes de aulas de la Facultad de Psicología coordinamos con nuestros salones, negándonos a dar las evaluaciones, la unidad unánime de la medida hizo que nos escucharan e improvisamos una suerte de plantón en el medio del patio, apenas nos conocíamos entre los diferentes salones y bases, pero estábamos de acuerdo en un punto académico simple, y si quieren egoísta y simplista. Varios se fueron a sus casas, pero otros nos quedamos esperando al turno tarde para que se plegara. Así Psicología, frente al asombro de las otras facultades obtuvo su primera victoria aplazando los exámenes, y sin proponérselo empezó a acumular potencial para lo que vendría luego.


Era lunes, 30 de octubre, se cumplían 8 años de la instalación de las CORE que sobrevivían en 5 universidades del país: San Marcos, UNI, San Luis Gonzaga, la del Centro, Callao y Villarreal. La movida empezó en el local central donde había una ceremonia de premiación a los primeros puestos. Empezaron a llover carpetas de los últimos pisos y una masa de estudiantes fue expulsando de las oficinas a las autoridades hasta finalmente tomar el control del local, al tiempo que llamaban a la gente de la Colonial. En el anexo 8 la cosa fue más pacífica, algunos empezaron a recorrer los pasillos invitando a la gente a bajar y sumarse, mientras que desde el centro del patio una voz potente, la voz de la dignidad decía ¡ya no más! Y nuevamente una masa contundente de estudiantes invitó a retirarse a las autoridades, y los estudiantes que querían podían irse, y los que estaban convencidos se quedaban.La primera noche fue crucial, ojo, el fujimontesinismo estaba herido de muerte pero aún en el poder. Esa noche se sobrevivió en los locales con donaciones improvisadas y vigilando las calles con la adrenalina a mil, mientras se iba organizando la cosa en ambos locales. Se había llamado a prensa, algunos medios fueron, pero pocos cubrieron, el levantamiento de Humala ganó la noticia del día. El segundo y los días siguientes fueron más llevaderos, llegaron donaciones de congresistas electos de las distintas bancadas de oposición, incluida el APRA.

El jueves entró rápidamente a pleno el debate de la derogatoria de la ley de las CORE, y se organizó una marcha con San Marcos (para esto habían tomado allí algunas facultades en solidaridad), la UNI y la del Callao hacia el Congreso. Ahí sí nos cubrió Canal N y llegamos a la Av. Abancay para hacer vigilia, entraron algunos representantes y finalmente, LA LEY SE DEROGÓ.

Nunca antes y nunca después fuimos capaces de ir más allá de diferencias ideológicas y de formas para hacer algo por nuestra universidad. Nunca antes y nunca después fuimos capaces de tal entrega por la justicia y la democracia. Nunca antes y nunca después nos organizamos, dialogamos y concertamos tan eficientemente. Es verdad que hubo peleas y diferencias en todo el proceso, pero eso lo fortaleció. Lo que sucedió ese 30 de octubre no hubiera sucedido sin la acumulación de años, en una lucha más grande por la democracia, pero sobre todo si no nos hubiéramos creído capaces de hacerlo, esa capacidad que en la Central la vivieron con otras universidades, en la Colonial la vivió psicología con el plantón que sostuvo, y por ello eran de psicología la mayoría de quienes lideraron la toma en el Anexo 8.

Los locales permanecieron tomados hasta que ese domingo fue publicada la norma en El Peruano, y luego se hizo la entrega con presencia de la fiscalía. Cada universidad instaló a su modo sus gobiernos transitorios mientras preparaban las primeras elecciones en ocho años. Mientras tanto la gente que estuvo en la toma se dedicó a difundir el tema entre el resto de los estudiantes; en ese momento es que me les uno, aunque había respaldado la toma desde el inicio, no me fue posible estar en ella físicamente, pero siempre la he reivindicado, no solo como hecho, sino por lo que representa y por el proceso que hizo posible que la desencadenara.


Post Scriptum: Nunca después se dio porque el proceso electoral nos dividió, resurgió la militancia aprista en unos, y en otros olvidamos la capacidad de concertar. Nuestra generación fue consecuente, no nos volvimos alumnos eternos y egresamos, pero no supimos hacer el recambio generacional y dar la posta. Por ello hoy la dictadura (aprista), el terror y la viveza reinan nuevamente en Villarreal sin que estudiantes organizados levanten su voz de protesta. A diez años de haber recuperado la dignidad villarrealina, la hemos perdido nuevamente, por eso si eres egresado o estudiante, comparte este trozo de historia, tal vez inexacta, seguramente subjetiva, pero que debe ser parte de nuestra identidad, porque nosotros también sabemos elevar nuestra voz de protesta y liderar movimientos por democracia y justicia.

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