(o también septiembre-octubre 2009)
No se fue el tío,
no se fue el hermano,
también dejé a la madre,
también dejé mi vida.
Un cuarto al final del pasillo,
las velas de la última noche,
el disfraz,
el libro.
El único visitante en ese tiempo,
el único en irse cuando mi pecho clamaba
- quédate -
también se había ido
Dejé a la madre,
llegó el padre,
abracé al gato
y partí . . .
Hacía 517 años de la invasión,
de la masacre indígena,
de la venida de esclavizados,
de la lucha
No luché
No dije adiós
No oí tu voz,
No vi tus ojos.
Esperaba una llamada
(tampoco llamaba)
Esperaba una carta
(entonces escribí)
Escribí con humor
Escribí con amor,
Escribí una vez más
No hubo respuesta, solo censura.
¡Escribio la furia!
Respondió más furia
Contestó el dolor
Desdeñó el orgullo
¡Dolor!
De no decir adiós,
de abandonar así
el cajón,
el vino.
¿Orgullo?
¿Ofensa? ¿cuál?
¿querer? ¿esperar cortesía?
¿reclamar la censura?
¿pedir igualdad en el trato?
Mis platos rotos son solo míos
solo quería su sonrisa a mi lado
mientras los pegaba,
mientras se seguían yendo el tío, la madre y la vida,
mientras me quedaba el padre, el gato y su partida.
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