Se cumplen 14
años del llamado “Baguazo”, y los enfrentamientos por territorio y derechos continúan. Sin embargo, a diferencia del 2009 hoy los asesinatos a defensores de derechos son más selectivos, y
la sociedad calla. Aquella capacidad de indignación con rudimentarias redes
sociales, siguiendo minuto a minuto los reportes de radio, comunicándonos por
celulares sin wasap o tik-toks que desembocaron en una multitudinaria y
espontánea marcha en Lima, parece lejana en el tiempo.
La noche del 8 de
abril fue asesinado de un balazo en su vivienda de Puerto Ocopa el líder
indígena Santiago Contoricón, y aunque tenemos más canales informativos para
enterarnos, la noticia ha sido poco difundida, y su impacto en la ciudadanía
mínimo, al igual que otros defensores de derechos asesinados en los últimos
años y que ya alcanzan la decena.
Catorce años
después del baguazo, poco ha cambiado, como poco había cambiado desde la época
del caucho hasta el segundo gobierno de García, y hasta hoy.
¿Qué se necesita
para reaccionar?, ¿qué hace falta para vencer el miedo?, ¿o es que hemos
aceptado como destino inevitable un totalitarismo homicida disfrazado de
democracia?
No hemos
aprendido de las últimas dictaduras en Perú. No aprendimos nada de Bagua. No
aprendimos con la pandemia. Nos ufanamos de ser la especie más inteligente,
pero somos incapaces de aprender.
Este #5dejunio es
el #DíadelAmbiente. Para cuidar nuestro ecosistema debemos primero reformar
nuestro propio sistema relacional como especie humana, si no nos condolemos por
nuestros pares humanos, ¿cómo cuidaremos de nuestra casa grande?
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