No recuerdo el cuento original, porque lo he ido modificando para generar reflexión en espacios de consejería, formación y debate, pero es más o menos así:
Juanito rompe un jarrón, su mamá quiere averiguar si lo hizo a propósito, si fue un accidente jugando con la pelota en casa pese a su prohibición, o si fue un accidente fortuito. El papá dice que no hace diferencia, que el jarrón está roto de cualquier forma.
La intención de la historia es provocar un diálogo sobre qué supone cada
situación de rotura del jarrón y por qué debiera importar.
No hay una respuesta única, mucho menos una correcta,
confieso que he usado la metáfora muchas veces sin tener mi propia respuesta,
pero sí las repreguntas.
Ahora intentaré diseñar mi respuesta.
En todas las situaciones es importante que entienda el daño
ocasionado, y que el daño no siempre se puede reparar, o que, aun reparándolo,
quedarán las huellas, las cicatrices. Sea cuál sea el motivo, siempre toca
hacerse cargo.
- Si el jarrón se rompió por algo fortuito, tal vez solo haya que repararlo, pero lo más probable es que sea por un incumplimiento de normas, una conducta de riesgo, un problema de salud, o un acto deliberado. Cada situación requiere un abordaje diferente para que no vuelva a ocurrir el daño.
- Si Juanito tuviera un problema de coordinación o percepción, requiere ayuda especializada para que no se agrave esta condición de salud, y evitar que ocasione otros daños a futuro.
- Si Juanito estuviera asumiendo conductas de riesgo y/o faltando a una norma, es necesario promover que entienda la falta, y aplicar una sanción proporcional al daño, reforzando la importancia de respetar principios de autocuidado y de convivencia.
- Si Juanito lo rompió adrede en un acto deliberado, es una alerta más importante. Tal vez actuó así porque cuando hizo otras acciones similares no hubo consecuencias, y no ha interiorizado un criterio ético o moral. Es posible también que esté reaccionando a una agresión recibida, o que no esté desarrollando la empatía… Todos casos peligrosos, pues podría ir escalando en cuanto al daño que produzca en otros.
En todos los casos, incluso el de un accidente fortuito, es
importante que Juanito entienda la responsabilidad de sus actos y sus
consecuencias. Una vez comprendidos, y de manera inmediata, es importante la
expresión de disculpas y actuar para reparar el daño, pero solo cuando estemos
convencidos de que ha sido interiorizado el problema, o lo que aprenderá
Juanito es a disculparse de la boca para afuera, y habremos criado a un cínico
o a un hipócrita.
Pero lo que dice en la historia el papá también es cierto. El
daño está hecho, y no siempre se podrá reparar, y tampoco siempre estará en las
posibilidades del causante del daño repararlo, y es algo de lo que también se
debe hablar. Lo peor sería botar los pedazos rotos a la basura y comprar uno
nuevo. Incluso si fue un accidente fortuito, Juanito debe participar en la
medida en que su edad y condiciones lo permitan en el recojo de los pedazos
rotos del jarrón, y luego participar activamente en la decisión de si se repara,
se desecha o se reemplaza.
Cada jarrón es distinto, y si tuviera conciencia y pudiera
hablar, alguno diría “déjame un tiempo para que yo me pueda reparar solo”, otro
diría “te odio por romperme y jamás te perdonaré”. Al jarrón no debiera
importarle si el acto fue intencional, riesgoso o fortuito, debe concentrarse
en preservarse. Pero también habrá un jarrón que fue criado con culpa y nos
dirá “no te preocupes soy resistente, déjame ver si yo no te he cortado”.
Juanito debe saber que, aunque el jarrón le diga que puede resistir, eso no lo
exime a él de su responsabilidad, y tal vez él no sea la persona indicada para
reparar el jarrón, y lo mejor sea cambiar su comportamiento primero, y buscar a
alguien más que atienda el jarrón.
Todos hemos roto jarrones a lo largo de la vida, a veces nos
enteramos muy tarde, así que es importante también comunicarlo para darle la
oportunidad a las otras personas, a los otros Juanitos, de ser mejores personas,
incluso, o sobre todo si también somos un jarrón roto.
Comentarios