El Enfoque que nunca existió


Todo el debate en torno al Enfoque de Género en el Currículo parte de un supuesto que no es del todo exacto: Que los dos párrafos que definen el enfoque serán dictados, transmitidos, casi impuestos de manera uniforme en todo el territorio nacional desde inicial hasta quinto de media.
En primer lugar, así no opera el Currículo, eso más parece el Manual de Instrucción Pre-Militar de hace media centuria.
En segundo lugar, al tratarse de un enfoque transversal, no implica el dictado de una clase específica donde los niños escriban cien veces en sus cuadernos “Debo ser homosexual y vestirme de rosa” (es sarcasmo, obvio, pero a veces parece que eso creyeran). Un enfoque significa una mirada, una postura desde la cual se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, y el ser transversal supone que esta mirada acompaña todo el quehacer educativo: la convivencia, la hora de tutoría (OBE), religión, matemáticas, lenguaje, arte y educación física, para decírtelo en los cursos que conoces de tu infancia.
¿Cómo se hace eso? De varias formas: Relevando el rol de las mujeres en las artes y literatura, practicando gráficas con las estadísticas de violencia hacia las mujeres en mate, reflexionando por qué molestamos (bulleamos) a las chicas que no cumplen el estándar deseado de femenino como “machonas”, o estudiando críticamente el papel de las mujeres en la Biblia, desde Ruth y Esther hast María y María Magdalena.
Para eso se necesita fundamentalmente una cosa: Docentes preparados y preparadas. Los materiales son accesorios cuando un/a profe sabe como lo demostró el que denunció a Editorial Norma. Si el o la docente no conoce a más escritoras que Sor Juana Inés, o no sabe la situación de las mujeres en estadísticas, no logrará transversalizar el enfoque de género.
Eso es lo que viene sucediendo desde hace diez (10) años con el Diseño Curricular Nacional, que ya incluía este enfoque, con todas su letras: g é n e r o. Sí, ese documento que glorifica el ex ministro Vexler porque es su obra como Viceministro de Gestión Pedagógica en el segundo gobierno de AG. Y por si hay dudas, es el mismo Vexler al que extrañan Butters y compañía, el que se hizo conocer como besucón. Ciertamente ese que tiene más ideas machistas que tú que me lees, firmó un documento que ordenaba transversalizar el enfoque de género y permitió sacar los Lineamientos de Educación Sexual Integral, pero nunca se hizo nada. Por eso si le preguntas a un/a profe de escuela pública qué es transversalizar te meterá un rollazo de dos horas sin decir nada concreto.
Empero, ojalá el único problema fuera que el o la profe no sabe. El verdadero problema es que no siente, y que muchas veces piensa igual que los infelices que celebraban el asesinato de Eyvi, culpando a las víctimas por ser mujeres. Por eso, si a un chico lo molestan de maricón en el colegio, en lugar de orientar al resto, con buena intención le aconsejará al joven cómo ser más machito: “haz pesas”, “levántate a esa chica”, “cítalo y pégale a la salida”. Consejos que refuerzan el estereotipo de una masculinidad violenta y que subordina a la mujer. Consejos que reflejan las creencias e ideología machista de nuestra sociedad.
Lamentablemente, no solo hay desorientación de parte del profesorado al alumnado, sino que muchos maestros engrosan la población penitenciaria por violación contra menores, contra sus alumnas. Alguien que piensa que está bien abusar de una niña de 13 años porque en la selva son recorridas, ¿podrá implementar algún enfoque de género o educación sexual solo porque aparece en el Currículo?
Los líderes de #ConMisHijosblablablah saben todo esto, y lo saben muy bien. No les moviliza el temor a que ahora sí se implemente el enfoque de género en las escuelas públicas, pues son conscientes que eso tomará tiempo. Su estrategia es desatar el pánico sobre la infancia por ser un tema sensible y así llegar a su público objetivo para difundir e imponer su pensamiento totalitarista, su ideología, y ejercer un mayor control social con diversos fines, incluyendo su sustento económico y acumular poder.
Es una avanzada ultra-conservadora que busca el pensamiento único en la sociedad, quitarle el rol crítico a la escuela, y tener rebaños en vez de ciudadanos/as. El Currículo y el enfoque de género son solamente su punta de lanza.

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