Por los pobres niños pobres


Si una candidata a un concurso de belleza quiere ganar, debe decir que admira al Papa, desea la paz mundial y que trabajará por los niños. El cliché completo.

El trabajo por los niños, mejor si son pobres, viviendo con VIH o con discapacidad o en algún país africano o sudamericano, suele ser respaldado social y moralmente, incluso por los grupos de poder.

Pensemos, si se organiza una subasta para enviar frazadas a los niños en Puno o para impedir que niños en África trabajen como recicladores, va todo el jet set de alguna ciudad cosmopolita; pero si se organiza la misma actividad para capacitar profesores y darles una subvención económica para que puedan brindar mejor educación, no se aparece nadie, aunque también sea por los niños.

Sucede que en el primer caso, el principal efecto a conseguir es apañar nuestra conciencia, mientras que en el segundo se trata de promover cambios estructurales que a la larga pueden afectar el sistema. El instinto de supervivencia, detiene al jetset de apoyar algo que revierta el status quo que les conviene.

Otras veces la actividad no es tan obviamente mantenedora del sistema. Por ejemplo, puede ser contra las peores formas de trabajo infantil en ladrilleras (donde casi hago prácticas) o rescatando a niños soldados secuestrados por el terrorismo. Da la ilusión que nos acercamos a un tema de fondo, pero sigue siendo maquillaje.

Siguiendo con los ejemplos citados, ¿cuál es el interés por los niños cuando habiendo reducido significativamente los niños en peores formas de trabajo, trasladándose algunos a trabajos formativos acorde a su edad, persisten en respaldar normas inadecuadas, movilizando utilitariamente a los niños, llevándolos a enfrentarse a otros menores organizados gremialmente?; ¿cuál es el certero golpe a la ideología que sustenta a SL y Movadef trayendo cargados (casi secuentrados) a niños en avión , sin que se haya comprobado siquiera que estuvieran siendo adoctrinados o que sus padres sean terroristas?

Ninguna de estas acciones sirve para nada más que no sea la foto, y con ella conseguir fondos de financieras extranjeras que siguen subastando cuadros en Nueva York, Londres o París, o levantar la popularidad de una primera dama que aspira a ser presidenta. Una buena foto, y quizás, conseguir gente que finalmente respalde todo trabajo infantil y ya no diferencie las peores formas, o jóvenes que se reafirmen en que hay una persecución al Movadef y sigan militando, es decir, el efecto contrario, mejor dicho, el efecto status quo,  y larga vida a los “niños pobres”, la paz mundial y el Papa.

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