Balance 2021

Hace diez años, veíamos con esperanza y optimismo el advenimiento del 2021, año del bicentenario de la proclamación de la Independencia del Perú. Incluso, muchas políticas públicas tenían un corte y metas fijadas para este año que culmina. 

No ha sido solo la pandemia la que ha frustrado estas expectativas, sino también una crisis política permanente desde hace al menos cinco años, la desatención a problemas estructurales que explotaron con la pandemia, y lo que llamaré "adobadas" fundamentalistas a contracorriente de pequeñas y endebles conquistas para el bienestar de las personas.

Organizaré el balance desde la definición de los seres humanos que me gusta, como seres bio psico social, espiritual e histórico.

 

Lo biológico es evidente con la pandemia que los cuerpos que habitamos reclaman mayor atención y cuidado. Sin embargo, emergen nuevas amenazas producto del sedentarismo del teletrabajo, el constante cierre de playas, piscinas, las limitaciones en uso de gimnasios, espacios públicos y la saturación de hospitales por casos-covid. En las olimpiadas, destacaron los deportes no convencionales como el skate, artes marciales, surf… pero casi nada se ha hecho para generar espacios donde puedan practicarse.

A inicios de la cuarentena el mundo veía ilusionado un renacer de la naturaleza, especies recuperando sus hábitats y aguas menos contaminadas. Pero solamente fue ilusión. La cantidad de mascarillas, y en Perú de protectores faciales (sic), está contaminando más que la prepandemia. Ni que decir de los pediluvios que con el cloro en el ambiente terminan también contaminando. Enhorabuena el MINSA los retiró de los protocolos, pero hay personas que siguen usando los faciales y pediluvios.

Este año también tuvimos la oportunidad de ser más conscientes del tráfico de animales con la historia del zorrito andino Run Run. De hecho, el COVID es consecuencia de una zoonosis, producto a su vez del tráfico de especies… Pero más allá de un nuevo mercandising con la figura del zorro, no hemos aprendido mucho sobre el cuidado de los otros seres vivos con quienes compartimos este planeta.

 

Se viene una pandemia en la salud psicológica o emocional o mental, o como la quieran llamar. Ya el MINSA alertó un incremento de los intentos suicidas, que son la expresión más extrema del dolor, vuelto insoportable. Todos conocemos a una persona fallecida por COVID, y solo algunos han podido despedirnos de esa persona con los antiguos rituales: velorio, entierro y misas con todos los allegados. Eso produce dificulta la elaboración del duelo, que se puede expresar en tristeza o en ira, derivar en depresión, en ansiedad, en agresividad, en conductas autodestructivas, en adicciones diversas.

La violencia de género hacia las mujeres y personas LGTBIQ+ no ha cesado, y no aprendimos de la cuarentena que estas suelen producirse también en los hogares, y las estrategias de prevención poco han evolucionado para reforzar ese mensaje. Sin contar con que las autoridades legislativas y del ejecutivo también han ejercido violencia psicológica y acoso sexual, politizándose las críticas, en vez de sancionar imparcialmente y aprovechar pedagógicamente los casos.

 

Lo social lo asociaremos a la acción colectiva. Una vez más el proceso electoral mostró que seguimos siendo una sociedad racista, colonizada y misógina. Pero que, además, veinte años después, la batalla por la memoria de nuestro conflicto armado interno persiste, y que las memorias en blanco y negro, o en blanco y rojo, donde lo que no es blanco es rojo-terruco pugnan por ser hegemónicas. También cobran por primera vez cierta organicidad las corrientes totalitarias y un discurso abiertamente racista, ya no solo de facto, sino con banderolas y grupos en redes sociales de internet. También hay una mayor organización conspiracionista antivacunas, y persisten los anti derechos de mujeres y LGTBIQ+. Antes eran principalmente los pro derechos y defensas de oprimidos quienes se organizaban, ahora ello se ha ido diluyendo y peligra el recambio generacional.

A los medios de comunicación se les vio en todo su esplendor lobista, algunos han girado a las plataformas virtuales, pero muchos otros ciudadanos prefieren el proselitismo mediático que da fuerza a estas organizaciones emergentes.

 

La espiritualidad no es religión. La religión es como los humanos organizan algunos sistemas de creencias, y como toda organización humana es corrompible. Este año se ha sabido que la asociación católica de sodálites, acusados de violencia sexual y psicológica, tenían dinero en paraísos fiscales para evitar la reparación económica a las víctimas. También se ha mal utilizado la fe de las personas para guiarlas hacia proyectos políticos, olvidando lo que su líder cristiano dijo: “A César lo que es del César y a dios lo que es de dios”.

La solidaridad, la reciprocidad se ha ido abriendo paso, pero de manera insuficiente, pues los desastres naturales en la amazonía parecen solo movilizar a algunos. Mientras el sentido de trascendencia de muchas personas ha sido capturado por la incertidumbre y el miedo que esta genera.

 

Este año debía ser histórico. Así lo fue. La lectura de lo que este gobierno y este congreso electos significarán en la historia está en construcción. Es la primera vez que un docente es presidente, y es el congreso con mayor número de maestros en la historia. Ganó una plancha presidencial incompleta porque un candidato está cumpliendo sentencia. En el legisltaivo y en el imaginario político ingresaron nuevas fuerzas de derecha, abiertamente totalitarias, con agendas anti derechos, y simpatizantes más que de una propuesta económica liberal, de un libertinaje y resurgimiento de un neo-feudalismo evasor de impuestos y responsabilidades. El fujimorismo se resiste a desaparecer, y se reinventa una vez más. La(s) izquierda(s) está en el poder, pero al mismo tiempo se encuentra(n) quebrada y debilitada.

 


Es un balance, no la predicción al 2022, pero la tendencia de la triple crisis sanitaria, económica y política es seguro que continuará. La única certeza, es la ausencia de la misma.


 

 

Comentarios

Cromwell Castillo ha dicho que…
Un buen esfuerzo por tocar lo más sensible de nuestra realidad. Se te escapó el papel deplorable de la prensa que sigue siendo todavía un poder no tocado.