¿Hasta cuándo la violencia contra nuestros estudiantes?


La pregunta completa sería: ¿Hasta cuándo la violencia y discriminación en las escuelas contra los niños y niñas lesbianas, gays, trans, bisexuales, intersex, queer y/o que no cumplen los estándares sociales de lo esperado como masculino y femenino? ¿Hasta cuándo los docentes serán parte activa y/o cómplice de la violencia a estudiantes LGTBIQ?
Quiero saber cuándo será el día en que sea tan sancionado en el aula el silbido que busca humillar al niño delicado, como el soltar una palabrota. Espero desde mi escolaridad a que no se les recrimine a las estudiantes su supuesta poca femineidad, así como se acepta que las mujeres también tienen derecho a estudiar. ¿Cuándo dejarán a niños y niñas llevar el cabello como quieran sin que alguien más ponga en duda su identidad sexual?, ¿cuándo las profesoras y profesores de educación física dejarán de hacer muecas o se callarán frente a los comentarios y las burlas hacia las chicas que prefieren el fútbol al vóley y hacia los chicos que odian el fútbol?
¿Cuándo parará esta violencia?
Nos horrorizamos frente a los tocamientos y violencia sexual contra las niñas de parte de sus docentes o compañeros, pero guardamos silencio y ocultamos cuando lo mismo pasa contra los niños y los adolescentes por el tabú de la homosexualidad. Hay quienes buscan visibilizar el buylling contra estudiantes con obesidad, pero nadie dice nada de esa agresión permanente a los estudiantes a quienes sus compañeros e incluso profesores ya etiquetaron como “maricones”.
Hay discursos sobre el embarazo adolescente, la prevención de ITS/VIH y por la postergación del inicio sexual, pero a nadie le interesa cómo se están enamorando nuestros estudiantes, esas primeras dudas cuando se supone que le debe atraer el sexo opuesto, pero siente algo especial por su BFF del mismo sexo que no sabe cómo explicar.
Solamente nos preocupamos si es demasiado afeminado para ser “hombrecito”, o muy machona para ser una “mujercita”. Ni siquiera interesa su real orientación o identidad sexual, solamente que se comporte… y así si eres heterosexual pero delicado te harán la vida imposible, pero si estás bien enclosetado superarás mejor esta etapa.
El dicho “dios perdona el pecado pero no el escándalo” parece ser la premisa en nuestras escuelas. La hipocresía a la peruana se tira por tierra todos los hermosos discursos en la actual y en la anterior currícula y en los materiales escolares.
Todas las personas, todos los niños, niñas y adolescentes tenemos los mismos derechos, a la vida, a la dignidad, a la integridad física y psicológica, a la no violencia, a la educación, a la salud, al respeto. Todas las personas. La Constitución Política no tiene una cláusula donde excluya de algún derecho a una persona por su orientación o su identidad sexual.
¿Por qué es tolerable entonces la violencia contra niños, niñas y adolescentes que no se ajustan a los estándares esperados de masculinidad y feminidad y LGTBIQ?, ¿acaso no son también personas?, ¿la expresión de su sexualidad les hace perder su condición de infantes y adolescentes?, o ¿son no solo menos humanos?
¿Hasta cuándo algunos niños, niñas y adolescentes tendrán menos derechos y un peor trato en las escuelas que el resto?, ¿por qué incentivamos, callamos o volteamos la cara frente a esta violencia?, ¿hasta cuándo la seguiremos justificando, avalando e incluso alentando? “para que aprenda a comportarse”, “para que sea un hombrecito”, “porque así es la vida”.
Maestros, maestras, tutores, tutoras, directores, directoras, especialistas de las UGEL, de las DRE, del MINEDU, autoridades educativas, ¿hasta cuándo?, ¿cuántos niños, niñas y adolescentes más tienen que ser violentados para detener esto?, ¿cuántos deben intentar suicidarse?, ¿cuántos deben exponerse a otras violencias y enfermedades por la desidia durante su formación?, ¿cuántos deben morir por crímenes de odio?, ¿un millón?, ¿dos?, ¿cuántos?
¿Qué tiene que pasar para que venzan el temor de abordar este tema?, ¿qué se necesita para que abandonen sus prejuicios, creencias o confesiones para poner en el centro de atención a nuestros niños, niñas y adolescentes?
Cada actor del proceso educativo tiene un rol, y la debilidad de las leyes, la precariedad del ejecutivo, la presión de las iglesias no debiera ser un impedimento para que cada quien desde su rol, ponga fin a esta violencia hoy.

Comentarios