Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana, había un
rey, que aunque ladrón y déspota, era querido por su pueblo pues les construía
escaleras, les ofrecía a sus galenos para curar a precios módicos y en 6 años
construyo un moderno camino. Confiado en su ascendencia en el pueblo quiso ser
emperador, y al dejar su puesto libre, dos damas se disputaron el trono. La
primera venía de una familia reconocida, cuyo apellido nombraba puentes y
avenidas de la gran urbe, pero tenía una especial sensibilidad para las
necesidades del pueblo. La segunda,
venía de una familia de mercaderes, pero había escalado socialmente y
ella y sus lacayos velaban siempre por los intereses de los ricos y nobles. La
disputa entre ambas fue dura, pero finalmente, las esperanzas del pueblo se
depositaron en la señora que decía estar más identificada con ellos, a pesar
que no tenían experiencia reinando, ni ella, ni sus lacayos.
Meses después, el viejo rey no recibió el respaldo del
pueblo para ser emperador, ni siquiera su antiguo reino le apoyó en esa gesta,
y fue elegido emperador alguien que como la reina prometía justicia social a
los pobres. Entonces, el viejo rey se alió con los mercaderes que le debían
favores y buscó la forma de derrocar a la reina. Pensó él que no debiera ser
muy difícil, ya que el pueblo no la apoyaba en su reinado, “no hace nada”
decían de ella desde que asumió el mando de la urbe.
La nueva reina quería hacer las cosas de manera silenciosa y
transformar por completo la urbe: un nuevo sistema de caminos, carruajes y
ferias de mercados, con arte y una vida armoniosa para todos. Sin embargo, las
necesidades del pueblo eran de seguridad, de caminos rápidamente construidos y
de espacios para trabajar. Nadie dudaba de la honestidad de la reina, pero eso
parecía no importarle al pueblo. La reina creyó que debía seguir sus principios
y así lo hizo, a pesar que entre los pobres crecía el descontento, ella seguía
diciendo que gobernaba para el pueblo.
El viejo rey logró el respaldo del pueblo para pedir que se
derrocara a la reina, pero ella en vez de explicarle al pueblo lo que hacía y
lo que pensaba, continuó haciendo su inspección de carruajes y construyó una
muralla para que los campesinos de los pueblos vecinos ya no llevaran sus
productos a la antigua feria, para que todos fueran a la nueva feria que ella
había creado. Sin duda la nueva feria era mucho más moderna, digna de la gran
urbe, pero habían cientos de plebeyos que quedaban sin trabajo, y otros
pequeños mercaderes a quienes la nueva
feria resultaba muy lejana y ganarían menos, descontento que los grandes mercaderes
supieron aprovechar…
Ciertamente eran los más pobres los perjudicados con
la mudanza de la feria, y por ello resistieron, resistencia que costó la vida
de dos personas y una yegua de la guardia real. Ante ello, algunos lacayos reales
dijeron que los muertos eran ladrones, pillos que merecían la mazmorra, y por qué
no, la muerte. Se rindió justo homenaje al animal, mas nadie sabe dónde fueron
enterrados los forajidos. No conformes, la guardia real, que fue efectivamente
vejada, hizo un contraataque a los negociantes que se resistían a mudarse,
invadió sus aldeas y llevó a las mazmorras a cientos de aldeanos sospechosos
tan solo por vivir junto a aquellos ladronzuelos y a quienes al parecer fueron
contratados para atacar a la guardia real. Otras dos personas murieron, uno era
ladrón, del otro, no se supo el nombre. La reina consideró que dicha jornada
fue “exitosa”.
El viejo rey veía esto sentado tranquilamente mientras
iniciaba el proceso para que se derroque a la reina. ¡Fraude! Gritaban los
seguidores de la reina. Más no había fraude, solo descuido, y una tremenda
contradicción al guardar silencio prontamente por los crímenes de la guardia
real, quienes siempre se habían pronunciado ante sus abusos. Silencio que
guardaron también frente a los crímenes de un viejo emperador asesino
encarcelado, mientras algunos iban a las plazas exigiendo justicia, conversaron
con los albañiles para que pidieran la permanencia de la reina, en vez de
propiciar que estos trabajadores pudieran rechazar la liberación del emperador
asesino.
La reina, sus aliados y lacayos empezaban a darse cuenta que
el derrocamiento era posible, que no habían sintonizado con el pueblo, pero
persistían en llamarse un gobierno para el pueblo. Sus fuerzas eran insuficientes
para luchar, así que pidieron apoyo a todos quienes creían en un gobierno como
el que ella proponía en el discurso. Sin embargo, entre los allegados a la
reina había quienes pensaban que ya que todo era a nivel de discurso, se podía
pedir ayuda también a quienes habían trabajado en gobiernos anteriores
defendido los intereses de los ricos, aunque hablando por los pobres. Había
pues, dos tipos de apoyo, el popular, entregando su tiempo y su poco dinero
para convencer a otros pobladores, y el de los ex gobernantes, declarando en la plaza pública con trajes
engalanados y cubriéndose del aura de honestidad de la maltrecha reina.
Finalmente llegó el día esperado en que el pueblo decidiría
si la reina sería derrocada o no. Y el
pueblo decidió que la reina debía culminar su mandato. ¿Les convencieron los
que siempre abogaron por el pueblo con sus visitas a las ferias dominicales? ¿O
les convencieron los defensores de los ricos con sus elaborados discursos en la
plaza pública? Al parecer, la reina pensó que fueron los segundos, ya que a
ellos les ofreció diferentes títulos nobiliarios y puestos de trabajo en su
reino en muestra de agradecimiento. Pero los viejos defensores de los ricos no
entendieron lo que la reina decía querer hacer en la urbe, e hicieron lo que
sabían hacer: gobernar para los ricos dándole al pueblo las migajas que
reclamaban, a la usanza del viejo rey.
La reina tenía popularidad, pero no era más la misma, y el
viejo rey, sonreía por dentro, porque aunque perdió la batalla, tenía una
enemiga menos en la guerra, porque la reina, sus aliados y lacayos estaban
ahora a su mismo nivel.
En el próximo episodio: ¿se dará cuenta la reina Admígdalitis que Ani está siendo engañado por el lado oscuro de la fuerza? ¿podrán los rebeldes "democratizar" el reino? ¿el maestro Joda logrará unificar a todos los partidos del pueblo en un frente? ¿o se deberá esperar a que la próxima generación salve a la galaxia?
En el próximo episodio: ¿se dará cuenta la reina Admígdalitis que Ani está siendo engañado por el lado oscuro de la fuerza? ¿podrán los rebeldes "democratizar" el reino? ¿el maestro Joda logrará unificar a todos los partidos del pueblo en un frente? ¿o se deberá esperar a que la próxima generación salve a la galaxia?
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